Quietud

Hoy sé a que sabe tu piel
me pierdo entre tus manos
me dejo llevar
saboreo tu libertad
me escondo de tus miedos
me quedo en ti...

Esta vez

Hablando de los senderos, de las decisiones, de los aciertos, de los errores (y la misma falta de ellos), de la libertad, de los sueños, de las ganas, de los quizá, de los “sí”, de los “no”, del temor, de la valentía. Me vuelvo a encontrar en una encrucijada, se volvió a abrir una opción en mi vida… ¿volver a empezar?
Logré cerrar una etapa bastante difícil, la luché con todas las ganas, la pasé mal y crecí un montón. Logré cerrar el ciclo, creé mi libertad sabiendo que puedo escoger lo que desee para mí y las opciones empezaron a aparecer. Me hallo observando cuadros tan claros y sé que es tiempo de escoger... como dije antes no tengo miedo a “errar”, pero me doy cuenta de que siempre estoy yéndome, de que nunca paro, que este exceso de inconformidad (“exceso de inconformidad” que manera de decir “esta incapacidad de decisión”) me lleva de un lado a otro, que no lucho excepto cuando sé que voy a perder, excepto cuando sé que no depende de mí, siempre buscando la manera de no tener que quedarme en nada, siempre huyendo, siempre temiendo...
¿Es esta forma de estar mi verdadero impedimento?
Siento como acaricias mi rostro, como me besas…
¿Ser feliz? ¿Y si lo soy ya?
Intento estar ahí, completa, sin ninguna máscara...
Me tomo de tus manos y me quedo contigo... la cabeza me da vueltas
Esta vez la pregunta es diferente: ¿Y si no quisiera nada más?
Logro entender con más profundidad el miedo que tengo a quedarme en un lugar, en poder sentir más, sobretodo en poder ser herida... Pero ya no lo deseo, lucho contra el y permanezco a tu lado toda la noche... ¿Deseas que continúe aquí? ¿Que te acompañe?
Ya es de mañana, sé que no debo escapar...
Sólo sé que, por primera vez, siento que quiero (aunque sea por un segundo) quedarme estancada en ti...

En esta inmensidad (Alejandro Filio)

Si abro un recuerdo y miro para atrás

justo cuando era niño o más allá,tengo tantas canciones por decir

pero a veces no encuentro ni un rastro de mí.

Miro el rompecabezas y no sé

si perdí alguna pieza o estoy bien,

puede calmarse un poco este loco de atar

si me miran tus ojos en esta inmensidad.

En esta inmensidad a la que llaman tiempo,

en esta inmensidad donde vamos viviendo

te encontré frente a frente y no,

todavía no lo entiendo,

como fue tanto tiempo sin poderte tocar.

Si a la espalda me juzgan los demás

y se abraza una duda a mi verdad,

nadie es dueño de nadie, yo lo sé bien,

pero a veces me adueño de tu olor a mujer.