Recuerdo que cuando era chica y estaba en la primaria en la hora de recreo o en la hora con la tutora, salíamos al patio a jugar “El ángel y el Cuco (diablo)”… Vuelvo a mi pasado y veo a alguna compañerita (casi siempre era alguna niña prepi, no me culpen estuve en el Integral, con cara de “no rompo un plato” y que se veía a leguas que iba a terminar casada con algún extranjero o con alguien de aquí que pudiera soportar el peso de su apellido) escogía ser “EL ANGEL” y alguno de los chicos/as malos/as “EL CUCO” (En las cuales me incluía, no siempre pero casi siempre…) Bueno en el caso de no ser el cuco recuerdo que me encontraba sentada junto a un montón de infantes (me incluyo) escogiendo mi color… y luego rezando para que el ángel no adivinara MI COLOR… (Por lo cual casi siempre escogía negro… )
Y así empezaba la historia, el ángel se paraba frente a nosotros y decía:
Toc toc
¿Quién es? (contestábamos al unísono, excepto algún renegado, pongo ALGÚN, porque casi siempre era algún hombre)
El ángel de la capa de oro (creo que era así, sé que contenía la palabra ángel y oro)
¿Y qué quieres? (contestábamos los tarados con cara de anime sorprendido, pregunta para estúpida… ERA OBVIO!!!)
Un color
¿Qué color? (Jamás entendí para qué tanta ceremonia)
Y ahí el ángel ponía cara de desentendido, como que lo pensaba y decía “X” color…
Ahí el compañerito se levantaba y se ponía a la cola del ángel…
Luego venía el cuco y la misma historia…
Todo acababa cuando algún compañerito quedaba relegado por escoger algún color que no entraba aún en el léxico de los demás (algo así como magenta… la mayoría de niños no conocen esa palabra a los 7 años) entonces al desafortunado le tocaba ir con el ángel…
Luego todos a la cola del ángel o del diablo (¿era con patas de cabra?) nos sujetábamos de la chompa del compañerito de adelante, el ángel y el cuco tomaban una soga, cada uno a un extremo, y todos empezábamos a halar…
Alguno de los dos bandos ganaba y se acababa el cuento (aunque siempre había uno que otro entusiasta que decía ¡Volvamos a Jugar!, a lo cual la mayoría quedábamos mirando con cara de DUH!, si hubiese sabido esa expresión a los 7 juro que la habría utilizado y mucho!!!)
Hoy mientras ordenaba las maletas y las cosas ya acá en Bs As me puse a pensar en todos los amigos que ido escogiendo para mi vida… llegó la nostalgia y muchísimos recuerdos… me pregunté si de una forma u otra este juego de los colores era la amistad de verdad…
Vamos por la vida escogiendo a personas que se nos parezcan y/o nos atraigan (vamos escogiendo los colores que más nos gustan) y nos vamos llenando de recuerdos, formamos “grupos” en los cuales muchísimas veces hay el típico “nos reservamos el derecho de admisión”, ignorando o tachando de “algo” a los que no piensan como nosotros (en mi caso los prepis, las rubias, los emos y etc.) y seguimos por la vida, dándonos un empujoncito o simplemente sujetando al otro antes de que se caiga (con suerte) o ayudando a que se levante de un buen porrazo (la mayoría de veces)… alegrándonos de haber ganado, de que las heridas sanen pronto, de no haber salido tan mal heridos, de ver al otro sonreír y sobretodo de haberlos escogido como nuestros amigos…
Y me encuentro aquí frente a mi computadora (luchando con un nuevo teclado, que de vez en cuando escribe lo que a él se le da la gana) viendo como ha transcurrido mi vida, diciéndoles que en realidad les agradezco haber estado ahí, en el momento preciso, por haberme apoyado, por haber servido de paños de lágrimas o de grúa (cuando me mato de la risa y no me puedo levantar del suelo), por correr al lado del bus “haciéndome la foca” sólo para que yo sonriera, por las chumas en las que me cuidaron (la minoría de veces), por haberme dejado cuidarlos en las suyas (la mayoría de veces), por los miércoles de “Bungazo”, o los viernes, o los sábados (o la mayoría de los días de la semana), por las carcajadas, por la confanza, por los abrazos, por los “te lo dije”, por los “aventones” a mi casa, por los cumpleaños que he vivido a su lado, por las veces que me han dejado plantada y los/as he dejado plantados/as, por las broncas, por las reconciliaciones, por los “ingrata” que me han dicho, por alojarme en sus respectivas casas, por las noches de café libro, por las tardes de “chelitas”… etc.
Y estoy diciéndoles “Hasta luego” y gracias por ser los colores que me han ayudado a estar donde estoy, con mis heridas ya cicatrizadas y con ganas de volver pronto para pasarla tan bien como siempre y quizá jugar al ángel y al cuco un rato…
Los amo un montón!!!
Nos vemos pronto!!!