13 de enero de 2008

Senderos y más senderos!..


Siempre me quejé de mi exceso de opciones... demasiados caminos, demasiadas decisiones, saber que si escogía algo existía la posibilidad de perder algo, de encontrarme más allá con la preguntita del “¿y si...?”.
Tanto era el temor de quedarme con esa famosa pregunta que prefería “probar”...iba por cada uno de los senderos y cuando veía alguna falla, algún error y sobretodo la posibilidad de “perder”, daba media vuelta y recorría el otro. Al final siempre me encontraba en el mismo punto donde empezaba y cada vez aparecían más opciones. Pero en cierto punto pegaba el grito de desesperación y tomaba cualquier camino, lo concluía y aparecía la frustración... esos “y si...” se hacían interminables, vuelta a la depresión y a la desorientación.
Siempre el miedo a fallarme, siempre el miedo a fallarle a los demás, el temor a que cualquier cosa que yo hiciera o dejara de hacer podría afectar a la vida de las personas a las que amo...
He querido tantas veces retroceder el tiempo y de esa forma poder tomar las decisiones correctas, en el momento preciso... me he encontrando tantas veces queriendo cambiar mi realidad.
Pero todo lo que ha sucedido y lo que he aprendido en este tiempo me han llevado a poder disfrutar la vida y mi gurú (Miguelito... de Mafalda) me ha recordado la capacidad de poder sorprenderme con las cosas! Es
Por fin no quiero cambiar nada de lo que me ha pasado y tampoco hay el temor de tomar una u otra opción.
Experimentando la libertad al máximo entiendo que no existen ni existirán los errores...

Començar de novo


Toda mi vida he luchado por ser libre... mucho tiempo traté de serlo acorde al pensamiento de que ser libre es no tener ataduras de ninguna manera... Pero de alguna forma esa libertad que siempre me han planteado y por la cual luché tanto, nunca me gustó lo suficiente. Gracias a ello (y al hecho de dañar a mucha gente que me rodeaba) le empecé a dar “n” vueltas a todo este asunto y algunos años atrás desarrollé un concepto (sólo para mi, no pretendo que esto le calce a todo el mundo) el cual era (algo así como): la libertad trata de cómo yo puedo ser o no ser capaz de sacrificar algo por las personas a las que amo.
Por lo que el siguiente punto era: para ser considerado sacrificio debe ser algo que realmente me interese.
Por lo tanto para mi la libertad quiere decir que tengo la capacidad para poder decidir si quiero sacrificarme o no, de atarme a algo o alguien, etc.
Con este concepto ya listo me las di de mártir (error común) y dejé de lado todo lo que me hacía bien, por el bien de “X”, “Y” y “Z” persona... y estaba ahí aunque tuviera que dejar toda mi vida de lado para poder hacerlo, pero tampoco funcionó ya que la única herida fui yo.

Como mencioné en el post anterior, he pasado por el proceso de sentirme una cucaracha tratando de volver a ser la misma y el proceso que se ha dado en mí en el último tiempo...
Volví a hacer lo que siempre me ha gustado, volví a la arquería, al canto, a la danza, al go (poco) a cierta paz (de vez en cuando desesperante), a mi “parallacá” (ir y venir de aquí para allá), incluso volví a los recuerdos de mi infancia (conde pátula, nosferatu, la profecía, la sirenita :P, he man, Mafalda, tintín, gardfiel, lucky luck, etc) gracias a lo cual hoy casi-casi se podría decir que puedo montar un museo, lo único que me falta es conseguir “carrusel” y ya estoy hecha.
Pero todo este ir y venir de recuerdos, de conceptos, de hobbies, de “cuasi” carreras, de melancolías, de tiempos, de promesas, de ganas, etc. Me llevaron a encontrarme con alguien que fui, con alguien que quiso, pero en el fondo con alguien que ya no es. No trato de decir que por ya no ser aquella mina dejo todo eso (que me hace tanto bien) pero tampoco que lo necesito.
Y se pudo dar este proceso de metamorfosis que tanto anhelé (ten cuidado con lo que deseas), no se dio como lo pensé y quizá ni siquiera como lo quise, pero el hecho es que por fin me encuentro en el punto por el cual luché mucho tiempo.
Me di cuenta que esa libertad de la que yo hablo vale principalmente para mi... y por ello decidí sacrificar lo que a mi me estaba haciendo mal.
Una vez en un taller de “danza primal, sentí que toda mi vida (hasta ahí caminada) era lo que yo necesitaba para hallarme en ese lugar, en ese instante, fue una sensación increíble, no habían culpas, resentimientos, miedos, expectativas, nada más que yo en ese momento.
Hoy siento lo mismo, todo lo que he vivido ha sido básico para poder estar aquí, contando lo que me sucede, viviéndolo y para poder decir (y sentir) que soy capaz de hacer lo que sueño y capaz de sacrificar sin dañarme a mi por ello, que por fin estoy disfrutando el poder verme libre.

La cucara...cha, la cucara...cha, ya no puede caminar, porque le fal...ta...


Mucho tiempo tuve que aguantar algunas clases que aunque interesantes, eran muy aburridas (le doy el crédito de esto a mi profesor) pero debo admitir que tuvimos clases que ahora resultan ser muy productivas.
Hablamos sobre la alquimia personal. Esta dice que las personas tenemos la capacidad de convertirnos en lo que queremos (de carbón en oro) que es un proceso bastante duro y difícil pero que se puede lograr...
En este tiempo, he sufrido un proceso de metamorfosis que terminó por convertirme en una cucaracha gigante, desesperada por tratar de volver a ser la misma mujer de hace seis meses (siempre he odiado ese libro y pum! Me convierto de una u otra manera en su protagonista... sin comentarios al respecto )
He probado de todo, desde alejarme de las personas que me rodearon en este último tiempo, conocer personas nuevas, cambiarme de carrera y universidad, volver a estar más tiempo con mi familia, dejar de lado muchas cosas que me conectan de una u otra forma con este pasado inmediato. Y nada ha funcionado y es porque olvidé algo.
Llegéu a este momento de podredumbre personal, en el que no me logro reconocer realmente (aunque lo quiera) frente al espejo. Un punto en el que si me hubiese situado un año atrás, diría que es un punto sin retorno. Pero ¿Quiero retornar a ser aquella mujer que veo en fotos y recuerdo su modo de actuar? ¿Quiero encontrarme hoy con la que fui seis meses atrs?
Si soy sincera, no sé si realmente de este punto haya un retorno. No sé si quiera ser la misma de antes. Y me encuentro revisando recuerdos, entre ellos muchos que me piden que nunca cambie (pensar que alguna vez yo tambin le ped eso a muchas personasque egoísta que fui) y recuerdo todo (eso es casi un milagro, normalmente no se lo que hice el día anterior) y me veo ahí tomando la vida tan a la ligera. Y en mi memoria, parece un poema que escrib cuatro aos atrs, en el que hablo de que la libertad no es levedad, que se trata de sacrificio, de jugárselas por uno y por el resto (lamentablemente por una cuestión que mencionaré más adelante, ya no lo tengo).
Y otras dudas saltan a mi cabecita loca ¿Hasta dónde llegué en este tiempo? ¿Cuándo olvidé lo que quiero y lo que soy? ¿En qué instante dejé de creer en mí? ¿Desde cuándo necesité que alguien más me reafirmara? ¿Siempre fui así y estaba utilizando una careta de nada me importa? ¿En qué momento permití que el resto irrumpiera en mi vida y la cambiara radicalmente?
Me he impuesto tantas barreras para evitar, de esa forma, que la gente entrara en mi vida, que supiera de mí, que me pudiera hacer daño, que simplemente estuviera ahí entre mis prioridades. Ser tan autosuficiente que no dejaba que nadie irrumpiera en mi vida porque la gente me veía tan fuerte para afrontarla, tan loca que no le importaba nada ni nadie, que sentían que no tenan ni tendran un lugar en ella y a los únicos que dejé que conocieran una pequeña parte de mi fue mi familia.
Y estaba tan confiada en mi capacidad de autocontrol, en mi propia estupidez de pensar que no necesitaba a nadie, que yo me las podía con todas, de que nadie, jamás, podría sacarme de mi camino (fuese cual fuese, porque no lo tengo claro aún) que no me di cuenta del peligro que me acechaba. Sucedió lo que siempre sucede, en el momento menos pensado apareció una persona que logró colarse en mi vida, que yo ya no tuviera máscaras, que logró que yo fuera lo que soy.
Un año atrás cuando veía la pequeña posibilidad de sentir algo por alguien y que ese sentimiento tuviera el poder de sacarme del eterno andar de aquí para allá, inconscientemente hacía todo lo posible por alejar a aquel ser de mi vida. Desde pelear por todo, empezar a tener miedos que en realidad no tenían ningn sustento, buscar cualquier excusa para que esa persona me empezara a desagradar. No sé, tantas cosas que pensé eran "normales" (no creo que exista en realidad una normalidad por ello las comillas) y claro obtenía lo que quería, alejaba a esa persona y la olvidaba poco tiempo despus y en el caso de no hacerlo, terminaba por quemar cualquier recuerdo que hubiese dejado en mi vida (por lo menos material)
Y claro, llegó esta persona y (como mencioné antes) estaba tan segura de mi autosuficiencia que no noté cuando logró romper todos los escudos, pero a pesar de ello mi inconsciente entró en esa labor, ya mecnica, de alejar y de nuevo lo logré.
Es extraño estar exponindome de esta manera, es muy raro estar escribiendo esto sin saber si ser capaz de llevarlo hasta el punto en que desearía llevarlo. He escuchado tantas cosas, desde "eres una mujer tan fuerte, te admiro tanto" "¿cómo eres tan fuerte para revelarte contra el mundo con tal de hacer lo que tú quieres?". Y sí, esa era la imagen que yo veía frente al espejo, una mina fuerte que no necesitaba nada de nadie. Y ahora me veo tan vulnerable frente a alguien, pero sobretodo frente a mi misma
Siempre he tenido la posibilidad de huir: a Chile, a Argentina, a Ecuador (menciono a estos porque son mis "huyedestinos" predilectos) a la playa, de mochilera, convertirme en una trabahólica, a tener un nuevo novio, una nueva amiga, raparme (para empezar de nuevo), ir a vivir sola, en fin buscando una nueva vida...
Pero esta vez decidí quedarme (aunque no niego que me han dado unas ganas enormes de salir corriendo) y enfrentarme realmente con lo que veo en el espejo y en mi memoria.
Y puedo decir (no sin cierto miedo) que estoy dispuesta a tirar la toalla de la autosuficiencia. Sé que me va a costar "n" lograr verme de esta nueva manera y espero no terminar muerta por una (¿¿era una manzana?) fruta en el tórax (por favor que alguien me diga los términos exactos de esa muerte ya que la verdad no me dan ganas de volver a leer La Metamorfosis).
Pero más que nada espero tener la valentía necesaria para, por fin, reconocerme a mi misma.

Todo aquello que dejo pasar



Despierta entre ruidos jamás antes escuchados
Y siente como sus dedos ya no existen, despierta en aquel vientre.
Ve la luz,
Ve como su madre muere envenenada, como su tierra es violada.
Su vida transcurre entre miedos,
Pero la promesa de una nueva vida la ayuda a resistir.
Un sentimiento de impotencia se apodera de su ser, mira su vientre abultado y quisiera poder tocarlo
Derrama una lágrima, sonríe y le susurra canciones de sus antepasados.
Despierta con la sangre corriendo por su cuerpo
La sangre de su hijo,
Es la sangre de su pueblo.
Quisiera poder hablar de todo aquello que es importante, quisiera poder decir lo que vi, quisiera poder cambiar las cosas...

Tiempo atrás asistí a una exposición, en la Casa Museo Guayasamín, sobre los efectos que produjo la Texaco en nuestro Oriente ecuatoriano.
Y vi aquellas fotos, aquellos relatos colgados de una pared. Niños sin manos, mujeres que sin razón alguna perdían a sus hijos, abuelas llorándolos, hombres desesperados, muchos muriendo con problemas de salud que nunca se habían visto en esa comunidad, naturaleza destruida, todos envenenados, decepción, tristeza, destrucción...
Quizá ese efecto destructor no lo siento en mi vida cotidiana, quizá (aunque no esté tan lejos) está demasiado apartado de mi...
Me paso la vida enfrascndome en mis problemas, en mis miedos, en mis esperanzas, me paso la vida viendo slo lo que está cercano a mi... dejo que todo lo concerniente a esta autorealidad sea lo único que me importe, dejé de escuchar, dejé de ver... He olvidado todo aquello que existe, quizá hasta olvidé a la propia vida...
No estoy tratando de reivindicarme con mi conciencia, no gano nada culpándome, no trato de lograr que a los demás les importe lo mismo que a mi... no trato de dejar a un lado mi vida cotidiana, ni trato de buscar excusas para escapar de ella... no trato de hacer nada más que dejar aquí una palabra, un susurro de muerte... esperando poder transformarlo en vida.