13 de enero de 2008

La cucara...cha, la cucara...cha, ya no puede caminar, porque le fal...ta...


Mucho tiempo tuve que aguantar algunas clases que aunque interesantes, eran muy aburridas (le doy el crédito de esto a mi profesor) pero debo admitir que tuvimos clases que ahora resultan ser muy productivas.
Hablamos sobre la alquimia personal. Esta dice que las personas tenemos la capacidad de convertirnos en lo que queremos (de carbón en oro) que es un proceso bastante duro y difícil pero que se puede lograr...
En este tiempo, he sufrido un proceso de metamorfosis que terminó por convertirme en una cucaracha gigante, desesperada por tratar de volver a ser la misma mujer de hace seis meses (siempre he odiado ese libro y pum! Me convierto de una u otra manera en su protagonista... sin comentarios al respecto )
He probado de todo, desde alejarme de las personas que me rodearon en este último tiempo, conocer personas nuevas, cambiarme de carrera y universidad, volver a estar más tiempo con mi familia, dejar de lado muchas cosas que me conectan de una u otra forma con este pasado inmediato. Y nada ha funcionado y es porque olvidé algo.
Llegéu a este momento de podredumbre personal, en el que no me logro reconocer realmente (aunque lo quiera) frente al espejo. Un punto en el que si me hubiese situado un año atrás, diría que es un punto sin retorno. Pero ¿Quiero retornar a ser aquella mujer que veo en fotos y recuerdo su modo de actuar? ¿Quiero encontrarme hoy con la que fui seis meses atrs?
Si soy sincera, no sé si realmente de este punto haya un retorno. No sé si quiera ser la misma de antes. Y me encuentro revisando recuerdos, entre ellos muchos que me piden que nunca cambie (pensar que alguna vez yo tambin le ped eso a muchas personasque egoísta que fui) y recuerdo todo (eso es casi un milagro, normalmente no se lo que hice el día anterior) y me veo ahí tomando la vida tan a la ligera. Y en mi memoria, parece un poema que escrib cuatro aos atrs, en el que hablo de que la libertad no es levedad, que se trata de sacrificio, de jugárselas por uno y por el resto (lamentablemente por una cuestión que mencionaré más adelante, ya no lo tengo).
Y otras dudas saltan a mi cabecita loca ¿Hasta dónde llegué en este tiempo? ¿Cuándo olvidé lo que quiero y lo que soy? ¿En qué instante dejé de creer en mí? ¿Desde cuándo necesité que alguien más me reafirmara? ¿Siempre fui así y estaba utilizando una careta de nada me importa? ¿En qué momento permití que el resto irrumpiera en mi vida y la cambiara radicalmente?
Me he impuesto tantas barreras para evitar, de esa forma, que la gente entrara en mi vida, que supiera de mí, que me pudiera hacer daño, que simplemente estuviera ahí entre mis prioridades. Ser tan autosuficiente que no dejaba que nadie irrumpiera en mi vida porque la gente me veía tan fuerte para afrontarla, tan loca que no le importaba nada ni nadie, que sentían que no tenan ni tendran un lugar en ella y a los únicos que dejé que conocieran una pequeña parte de mi fue mi familia.
Y estaba tan confiada en mi capacidad de autocontrol, en mi propia estupidez de pensar que no necesitaba a nadie, que yo me las podía con todas, de que nadie, jamás, podría sacarme de mi camino (fuese cual fuese, porque no lo tengo claro aún) que no me di cuenta del peligro que me acechaba. Sucedió lo que siempre sucede, en el momento menos pensado apareció una persona que logró colarse en mi vida, que yo ya no tuviera máscaras, que logró que yo fuera lo que soy.
Un año atrás cuando veía la pequeña posibilidad de sentir algo por alguien y que ese sentimiento tuviera el poder de sacarme del eterno andar de aquí para allá, inconscientemente hacía todo lo posible por alejar a aquel ser de mi vida. Desde pelear por todo, empezar a tener miedos que en realidad no tenían ningn sustento, buscar cualquier excusa para que esa persona me empezara a desagradar. No sé, tantas cosas que pensé eran "normales" (no creo que exista en realidad una normalidad por ello las comillas) y claro obtenía lo que quería, alejaba a esa persona y la olvidaba poco tiempo despus y en el caso de no hacerlo, terminaba por quemar cualquier recuerdo que hubiese dejado en mi vida (por lo menos material)
Y claro, llegó esta persona y (como mencioné antes) estaba tan segura de mi autosuficiencia que no noté cuando logró romper todos los escudos, pero a pesar de ello mi inconsciente entró en esa labor, ya mecnica, de alejar y de nuevo lo logré.
Es extraño estar exponindome de esta manera, es muy raro estar escribiendo esto sin saber si ser capaz de llevarlo hasta el punto en que desearía llevarlo. He escuchado tantas cosas, desde "eres una mujer tan fuerte, te admiro tanto" "¿cómo eres tan fuerte para revelarte contra el mundo con tal de hacer lo que tú quieres?". Y sí, esa era la imagen que yo veía frente al espejo, una mina fuerte que no necesitaba nada de nadie. Y ahora me veo tan vulnerable frente a alguien, pero sobretodo frente a mi misma
Siempre he tenido la posibilidad de huir: a Chile, a Argentina, a Ecuador (menciono a estos porque son mis "huyedestinos" predilectos) a la playa, de mochilera, convertirme en una trabahólica, a tener un nuevo novio, una nueva amiga, raparme (para empezar de nuevo), ir a vivir sola, en fin buscando una nueva vida...
Pero esta vez decidí quedarme (aunque no niego que me han dado unas ganas enormes de salir corriendo) y enfrentarme realmente con lo que veo en el espejo y en mi memoria.
Y puedo decir (no sin cierto miedo) que estoy dispuesta a tirar la toalla de la autosuficiencia. Sé que me va a costar "n" lograr verme de esta nueva manera y espero no terminar muerta por una (¿¿era una manzana?) fruta en el tórax (por favor que alguien me diga los términos exactos de esa muerte ya que la verdad no me dan ganas de volver a leer La Metamorfosis).
Pero más que nada espero tener la valentía necesaria para, por fin, reconocerme a mi misma.

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